martes, 7 de octubre de 2008

FELICIDADES A LOS ALDEANOS


El Charco de La Aldea en Gran Canaria, nuevo Bien de Interés Cultural
- El Charco, y la fiesta popular asociada a este enclave, se han conformado como una muestra de la pervivencia de prácticas culturales prehispánicas de un singular valor patrimonial, histórico y etnológico.

El catálogo de protección del Patrimonio Cultural de Canarias se amplia con la aprobación, en Consejo de Gobierno, de los decretos por lo que se declaran Bien de Interés Cultural, el Charco de La Aldea con categoría de Sitio Etnológico, situado en el municipio de San Nicolás de Tolentino, en la isla de Gran Canaria. Charco de La Aldea El Charco de La Aldea se localiza en el extremo occidental de Gran Canaria, en el término municipal de La Aldea de San Nicolás, junto a la desembocadura del Barranco de La Aldea. Esta desembocadura constituye una especie de estuario hundido a consecuencia de los diferentes movimientos en la vertical de la isla de Gran Canaria, en el marco de las diversas regresiones y transgresiones marinas ocurridas a lo largo de varios millones de años. Las diferentes alteraciones geomorfológicas ocurridas entre el Pleistoceno Final y el Holoceno determinaron la formación de una gran laguna costera que se adentraba casi medio kilómetro hacia tierra. La formación de EL Charco constituye lo que popularmente se conoce como "marciega", producida por la inundación y encharcamiento de agua de procedencia marina, en combinación con los aportes de las periódicas escorrentías del barranco que se producen como consecuencia de las lluvias. Lo que en la actualidad denominamos El Charco, constituye una pequeña laguna que se encuentra ocupando el centro de la desembocadura del Barranco de La Aldea, a escasos metros del mar y con una salida hacia el mismo, del que está separado por un frente de cantos rodados (callaos) marinos. La profundidad habitual del Charco no suele superar los 1,50 metros de altura y el fondo está formado por depósitos sedimentarios y cantos rodados procedentes del arrastre del barranco. En el capítulo histórico-etnográfico El Charco, y la fiesta popular asociada a este enclave, se han conformado como una muestra de la pervivencia de prácticas culturales prehispánicas, en concreto de la pesca mediante la técnica del "embarbascado". La misma consistía en el vertido del látex de determinadas plantas, como el cardón o la tabaiba, que produce un efecto sedante en los peces facilitando su captura. Se trata de una técnica de pesca que continuó usándose en diferentes zonas de Gran Canaria, al menos hasta la primera mitad del siglo XX, como así lo atestiguan diversas referencias históricas (J. Viera y Clavijo, V. Grau-Bassas, etc.). Así, éste parece ser el origen de la fiesta, que presenta un sustrato prehispánico que da contenido a la celebración pagana. No en vano, en el entorno de El Charco se localiza uno de los asentamientos prehistóricos de mayor entidad de la isla, para el que en el siglo XIX se cita la presencia de más de 800 construcciones (casas, túmulos, goros, etc.) en el lugar hoy conocido como Los Caserones. El desarrollo de la técnica de pesca del embarbascado, incorporaba un componente festivo-simbólico que se materializa en la celebración de la tradicional fiesta de El Charco en La Aldea de San Nicolás, en el contexto de sus celebraciones patronales, erigiéndose como uno de los elementos de mayor significación y tradición de Gran Canaria, aunándose en dicha práctica elementos patrimoniales de carácter material e inmaterial. Cada once de septiembre, este enclave se convierte en referencia colectiva para los vecinos de La Aldea, concentrando además a un gran número de personas de la comarca y de toda la Isla, rememorando así el origen de la festividad.

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