martes, 18 de marzo de 2008

RECIBIDO POR E.MAIL


AUTOVIA AGAETE-LA ALDEA, OTRA VUELTA DE TUERCA

Nuevamente algunos cientos de aldeanos han vuelto a manifestarse para EXIGIR el inicio de esa autovía que irá desde Agaete a La Aldea. Lamentable e incomprensiblemente autorizada por la Unión Europea, que ha alegado que la misma "no producirá GRAN (las mayúsculas son mías) impacto paisajístico". Esta declaración es sumamente preocupante para los que somos amantes de la naturaleza porque no dice que no produzca impacto sino un GRAN impacto, por lo que reconoce que si, que lo hay, puesto que no lo niega rotundamente. Entonces, ¿por qué la autoriza?. Resulta increíble que así protejan en Europa la naturaleza de Gran Canaria. Quede totalmente claro que reconozco el absoluto derecho de los aldeanos a disfrutar de una comunicación exenta de peligros, segura; no estoy en contra de ella, pero si me opongo, rotundamente, a una autovía destructora del parque natural de Tamadaba. He transitado en varias ocasiones por la actual carretera y he comprobado con detenimiento que es mejorable en más de un noventa por ciento ya que pueden eliminarse la casi mayoría de las curvas, ensancharse en numerosos tramos, asfaltarse debidamente, limpiar de piedras peligrosas las laderas y colocar redes que impidan la caída de rocas por desprendimientos, tal y como se hace en Europa, donde no se construye tan fácilmente una autovía sino que se mejoran las carreteras ya existentes desde hace muchos años; sin embargo aquí, en una isla pequeña tan castigada y degradada paisajisticamente, si se autoriza su construcción. Además, el desembolso multimillonario para dicha obra, cuyo presupuesto, no recuerdo ahora, pero sé que es muy elevado y que probablemente se duplicará, como mínimo, cuando haya sido finalizada, no guarda en modo alguno proporción con el número de habitantes de La Aldea -¿llegarán a los diez mil?, creo que no- ni con la circulación automovilística diaria de los mismos, que no serán todos los residentes sino una minoría, como he observado. Muchos de los vehículos son conducidos por extranjeros que desean contemplar los impresionantes paisajes que en aquella zona pueden observarse, que ya no verán desde la nueva vía. Será un derroche de dinero público, procedente de impuestos, que en Europa no se realiza tan precipitadamente como aquí, porque sus políticos y sus habitantes son muy sensibles con la naturaleza, aunque haya lamentables excepciones. Como he dicho, sería más rentable y más sensato modernizar la actual carretera, dotar a La Aldea de un hospital adecuado a su población y necesidades para que sus enfermos no tengan que trasladarse a la Capital o a otras localidades y para urgencias establecer un helipuerto que, estoy seguro, su orografía lo permite. Insisto y repito, para evitar incomprensiones, equívocos e interpretaciones malintencionadas, que no me opongo radicalmente a una adecuada comunicación con La Aldea y para los aldeanos, a la que tienen todo el derecho del mundo; si expongo mi rechazo a la proyectada autovía por lo que conlleva de destrucción del paisaje y de la naturaleza y un derroche injustificable de dineros, aunque la Unión Europea la sanciones favorablemente. No deseo, obviamente, que se produzcan accidentes mortales o heridos de mayor o menor, pero probablemente si los habrá en superior cantidad en una autovía amplia, recta y bien asfaltada, que incitaría a los excesos de velocidad. Que se mejore la actual, en lo que parece no hay interés alguno, pues ni siquiera se ha planteado tal opción, seguramente por el lucro desmedido de los que realizarán esa obra tan desmesurada.


Carmelo Dávila Nieto